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Families in need find a home in Su Casa

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Su Casa Director Cathy St. Clair, (left) Live-in volunteer Patrick Mulchrone, (middle), Live-in volunteer Rohan Khan. (The Gate/Sonya Eldridge)

Su Casa Director Cathy St. Clair, (left) Live-in volunteer Patrick Mulchrone, (middle), Live-in volunteer Rohan Khan. (The Gate/Sonya Eldridge)

For staff and volunteers at Su Casa Catholic Worker in New City, nearly every day is like Thanksgiving. On Mondays through Thursdays, volunteers and house residents come together to cook dinner for as many as 30 people who live and work for the organization.

When you walk inside this century-old brick building, you are immediately greeted by the hospitality of its staff. Just up the stairs was a friendly, young volunteer from Germany who gaveFrieda eng me a tour of the building and introduced me to residents and volunteers along the way.

Located south of Richards Career Academy, near 51st and Laflin Streets, Su Casa Catholic Worker provides comprehensive case management services to Spanish-speaking homeless mothers and children, many seeking refuge from domestic violence. Currently, five families with eight children live in the building.

The mothers living there receive support and guidance from house staff and are required to work, go to school or seek other training within the first three months of residing in the house. The goal is to help families secure employment and stable housing, said Cathy St. Clair, director of Su Casa.

Unlike interim housing, which only allows people to stay for 120 days, Su Casa allows families to stay for up to a year, or as long as they need to get on their feet.

“Sometimes that takes several months, and sometimes that can take a few years,” St. Clair said. “We’re trying to be flexible about our length of stay so that when people leave here they’re truly able to support themselves.”

Su Casa is one of more than 130 “hospitality” houses that are part of the Catholic Worker Movement which originated during the Great Depression to provide food, clothing and shelter in low-income communities.

With an annual budget of just a little more than $150,000 and funded primarily by individual donations, Su Casa has only two paid staff; St. Clair and one part-time case manager. Live-in volunteers from all different backgrounds share the household chores, cooking and cleaning for all those who reside there.

Volunteer Patrick Mulchrone, 21 is from Burr Ridge and has been living and working at Su Casa for just over a month. His interest in the Catholic Worker Movement is what inspired him to serve as a volunteer at Su Casa.

“It’s really very different from the standard American lifestyle, living in simplicity, living in community. It’s a very unusual experience, and it’s also very enlightening,” Mulchrone said.

As an alternative to Peace Corps or AmeriCorps, most volunteers spend six months to a year working for Su Casa. Volunteers and staff live in community with Su Casa residents. “It’s like one big, huge family. We eat together, play together, we keep the house clean together,” St. Clair said.

Su Casa also runs a soup kitchen that serves hot meals to low-income and homeless individuals every Wednesday, Friday, and Sunday morning.

The soup kitchen feeds between 50 to 100 people per day, a service highly needed in the community.

According to U.S. Census data, 29 percent of individuals in the 60609 ZIP code (which includes the New City community) live below the poverty line.

More than half of the children residing in the area live in households that receive Supplemental Security Income, cash public assistance or food stamps.

“There’s still such a need for better housing and affordable housing, job training, employment, regular jobs where people can earn a living wage, that’s critical,” St. Clair said.

The Su Casa team will open its doors to to former residents this Thanksgiving. Last year, 10 different families returned to the home that helped them rise above the various challenges they once faced. “Watching the kids grow, and watching moms learn are the moments in life you get to really appreciate,” St. Clair said.

To donate food, gently used clothing and other items, contact Su Casa Catholic Worker by phone, 773-376-9263.

Su Casa’s soup kitchen, known as Frieda’s Place, feeds between 50-100 people every Wednesday, Friday and Sunday.  (The Gate/Sonya Eldridge)

Su Casa’s soup kitchen, known as Frieda’s Place, feeds between 50-100 people every Wednesday, Friday and Sunday.
(The Gate/Sonya Eldridge)

Familias necesitadas  encuentran hogar en Su Casa

Traducido por Monica Reynoso

Para el personal y los voluntarios de la casa de del movimiento católico Su Casa en New City, casi todos los días son como el Día de Acción de Gracias. De lunes a jueves, los voluntarios y residentes de la casa se reúnen para preparar la cena para hasta 30 personas que viven y trabajan en la organización.

Cuando entras a este edificio de ladrillos de un siglo de antigüedad, inmediatamente se siente la hospitalidad de sus miembros. Justo al subir las escaleras, estaba un joven voluntario de Alemania muy amigable que me dio un recorrido por las instalaciones y me presentó a los residentes y voluntarios a lo largo del recorrido.

Justo al sur de la Academia Richards, cerca de las calles 51 y Laflin, la casa del movimiento católico Su Casa brinda servicios integrales de manejo de casos a madres y niños Frieda engdesamparados de habla hispana, muchos quienes buscan refugiarse de la violencia doméstica. En la actualidad, cinco familias con ocho niños residen en el edificio.

Las madres que residen allí reciben apoyo y orientación del personal de la casa y se les requiere que trabajen, vayan a la escuela o busquen otra forma de capacitación en los primeros tres meses de su residencia en la casa. La meta es ayudar a las familias asegurar un empleo y vivienda estable, dijo Cathy St. Clair, la directora de Su Casa.

A diferencia de la vivienda provisional, la cual sólo les permite a las personas una estancia de 120 días, Su Casa les permite a las familias permanecer hasta por un año, o el tiempo que necesiten para volver a ponerse de pie.

“A veces se lleva varios meses, y a veces se puede llevar unos cuantos años”, dijo St. Clair. “Tratamos de ser flexibles con nuestra estancia para que cuando las personas se vayan de aquí verdaderamente puedan mantenerse por sí mismas”.

Su Casa es una de más de 130 casas de “hospitalidad” que son parte del Movimiento Trabajador Católico el cual se originó durante la Gran Depresión para proveer alimentos, ropa y albergue en las comunidades de bajos recursos.

Con un presupuesto anual de un poco más de $150,000 y financiada principalmente mediante donaciones individuales, Su Casa cuenta con sólo dos personas en su nómina; St. Clair y un administrador de casos de medio tiempo. Voluntarios residentes de diferentes orígenes comparten los quehaceres de la casa, cocinan y limpian para todos los que residen allí.

El voluntario Patrick Mulchrone, 21, es originario de Burr Ridge y ha estado viviendo y trabajando en Su Casa durante un poco más de un mes. Su interés por el Movimiento Trabajador Católico es lo que lo inspiró a servir como voluntario en Su Casa.

“En realidad es bastante diferente al estilo estándar estadounidense de vida, vivir en la simplicidad, vivir en comunidad. Es una experiencia inusual, y también es muy esclarecedora”, dijo Mulchrone.

Como alternativa a Peace Corps o AmeriCorps, la mayoría de voluntarios pasan de seis meses a un año trabajando en Su Casa. Los voluntarios y el personal viven en comunidad con los residentes de Su Casa. “Es como una gran y enorme familia. Comemos juntos, jugamos juntos, mantenemos la casa limpia juntos”, dijo St. Clair.

Su casa también opera un comedor comunitario que sirve comidas calientes a personas desamparadas y de bajos recursos todos los miércoles, viernes y domingos por la mañana.

El comedor comunitario alimenta de 50 a 100 personas al día, un servicio bastante necesario en la comunidad.

Según datos del censo, el 29 por ciento de personas en el código postal 60609 (que incluye la comunidad de New City) viven por debajo del nivel de pobreza.

Más de la mitad de los niños que residen en el área viven en hogares que reciben Ingresos Suplementarios de Seguridad, asistencia pública en efectivo o estampillas de alimentos.

“Aún hay gran necesidad de mejores viviendas y de vivienda asequible, capacitación laboral, empleo, trabajos regulares donde la gente pueda ganar un salario digno, eso es fundamental”, dijo St. Clair.

El equipo de Su Casa le abrirá sus puertas a los residentes este Día de Acción de Gracias. El año pasado, 10 familias regresaron a la casa que les ayudó a salir de los retos que alguna vez enfrentaron. “Ver a los niños crecer, y ver a las mamás aprender son los momentos de la vida que verdaderamente aprecias”, dijo St. Clair.

Para donar alimentos, ropa ligeramente usada y otros artículos, contacta a la casa del movimiento católico Su Casa por teléfono al 773-376-9263.


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